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Esta sociedad en la que nos movemos, si no somos conscientes de ello, nos lleva al desprecio de todo lo que no sea nuestro ombligo, necesidades, deseos, ideas y creencias que, por supuesto, son mucho mejores que las de los demás y para conseguir llevar a buen puerto estos ideales, llegamos a insultar, amenazar, vejar, e incluso, acabar con el bien más precioso del que disponemos "la preciosa existencia humana", y con ella el único vehículo que nos permite vivir a través del cuerpo toda la gama de sentimientos que nos hace humanos y llevamos insertados en nuestra alma inmortal vida tras vida.
" Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá."
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