![]() |
Paul Delvaux- Le Mirror |
Siéntate cómodamente, que te sientas relajado y confortable, pero no tanto que te duermas.
Coloca las manos en los muslos y comienza a relajarte, primero los pies, piernas, muslos, pelvis, tronco, después pecho, garganta y relax...mandíbula, cara, frente, coronilla y relax... todo tu cuerpo relax...
Visualiza delante de ti un gran espejo, de la forma que quieras que te permita contemplarte bien, te asomas y miras en el.
Observa tu imagen reflejada y pregúntate que es lo que no te gusta de lo que ves.
Puede ser... un cierto sobrepeso, la cara demasiado ancha o estrecha, nariz grande, orejas extrañas, baja estatura o demasiado alta, lentitud de reflejos, inteligencia corriente, problemas para tomar decisiones, miedo a las enfermedades, a volar, o etc...
Piensa en 3 cosas que no toleras de ti, y al hacerlo rebobina buscando un motivo, con quién te estás comparando... date cuenta de lo absurdo de tu actitud y dedícate una mirada de comprensión y cariño, como tendrías con un ser pequeño y desvalido, como lo es tu niño interior. Ese niño que ha sufrido y se ha sentido maltratado por ti y al que has exigido y castigado por no conseguir una perfección que solo existía en tu cabeza.
Dedícate una mirada de afecto, complicidad e indulgencia, te pides perdón por tu dureza y te concedes el perdón.
Dilo en alto para que seas consciente de ello.
La parte de ti fuera del espejo le pide perdón a la imagen reflejada y siente como el espejo la perdona.
"Lo siento, perdóname, te amo, gracias" (Compártelo en Twitter)
Hazlo tres veces, siéntelo, paladéalo, ponle emoción...
Perdónate por tu dureza, para poder avanzar y ser libre.
Después de esto observa como la imagen sale del espejo, te abrazas con ella y os hacéis una sola.
Y... feliz de reconocerte y quererte un poco más, vas saliendo poco a poco de la meditación.
Este ejercicio lo debes hacer a diario, porque para flagelarte has hecho antes un largo camino, justo es que trabajes lo mismo en aceptarte.
Coloca las manos en los muslos y comienza a relajarte, primero los pies, piernas, muslos, pelvis, tronco, después pecho, garganta y relax...mandíbula, cara, frente, coronilla y relax... todo tu cuerpo relax...
Visualiza delante de ti un gran espejo, de la forma que quieras que te permita contemplarte bien, te asomas y miras en el.
Observa tu imagen reflejada y pregúntate que es lo que no te gusta de lo que ves.
Puede ser... un cierto sobrepeso, la cara demasiado ancha o estrecha, nariz grande, orejas extrañas, baja estatura o demasiado alta, lentitud de reflejos, inteligencia corriente, problemas para tomar decisiones, miedo a las enfermedades, a volar, o etc...
Piensa en 3 cosas que no toleras de ti, y al hacerlo rebobina buscando un motivo, con quién te estás comparando... date cuenta de lo absurdo de tu actitud y dedícate una mirada de comprensión y cariño, como tendrías con un ser pequeño y desvalido, como lo es tu niño interior. Ese niño que ha sufrido y se ha sentido maltratado por ti y al que has exigido y castigado por no conseguir una perfección que solo existía en tu cabeza.
Dedícate una mirada de afecto, complicidad e indulgencia, te pides perdón por tu dureza y te concedes el perdón.
Dilo en alto para que seas consciente de ello.
La parte de ti fuera del espejo le pide perdón a la imagen reflejada y siente como el espejo la perdona.
"Lo siento, perdóname, te amo, gracias" (Compártelo en Twitter)
Hazlo tres veces, siéntelo, paladéalo, ponle emoción...
Perdónate por tu dureza, para poder avanzar y ser libre.
Después de esto observa como la imagen sale del espejo, te abrazas con ella y os hacéis una sola.
Y... feliz de reconocerte y quererte un poco más, vas saliendo poco a poco de la meditación.
Este ejercicio lo debes hacer a diario, porque para flagelarte has hecho antes un largo camino, justo es que trabajes lo mismo en aceptarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario