
Un día tuvieron la idea de conquistar la morada de los dioses, el Olimpo, construyendo una torre que llegara hasta ellos. Cuando esta idea llego a oidos de Jupiter, padre de dioses y hombres, decidió castigarles partiendo la torre y a ellos, con uno de sus atributos, el rayo, separando así esa perfecta comunión en la que vivian e impidiendo que volvieran a ser esos seres completos, unidos en cuerpo y alma.
Las criaturas, sintiendo la desesperación de la separación se abrazaban con fuerza, anhelando nuevamente volver a ser uno. Apiadado Jupiter de su angustia dio un respiro a su castigo, permitiendoles esa unión por unos instantes, a través del milagro del sexo. Esa es la razón de que exista ese deseo de fundirse con el otro, esa búsqueda eterna de un alma gemela, que nos llene y finalmente nos convierta, en seres completos.
La torre partida en dos, al igual que los seres, nos lleva a reflexionar sobre los tropiezos con que nos encontramos, a veces en la vida, cuando pensamos que todo está controlado, que nuestra vida, pareja o las dos cosas, son inmejorables y la caida de un rayo de realidad, hace que nuestro sueño de perfección se resquebraje y nos lleve a plantearnos el porque, para ser plenos y felices, necesitamos de una persona o cosa que llene, nuestra carencia afectiva.
Si te ha gustado esta entrada, puede que tambien te gusten estas otras:
Meditacion para fluir con la vida;
Los Enamorados, carta para agosto;
Un libro para aprender a leer el tarot;
No hay comentarios:
Publicar un comentario